TODAS LAS COSAS NOS AYUDAN A BIEN.
“Sabemos, además, que a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28).
Job perdió todo, sufrió dolor y amargura, pero su fe en Dios le dio resiliencia (Job 19:25).
Muchos acontecimientos tortuosos en nuestra vida pueden desembocar en algo muy positivo. Al mantener una relación personal, íntima y segura con Dios, el dolor indeseable que sufrimos, puede transformarse en bendición. Ese suceso doloroso, por designio divino es una vía para alcanzar metas sublimes.
Cuando no comprendenos la razón de algo desagradable en nuestra vida, en vez de enojarnos con el Señor, debemos orar pidiendo que fortalezca nuestra fe para aceptar la tempestad, nos ayude a superar la prueba y darnos reposo (Salmo 18:18,19).
Oremos:
Bendito Dios Padre santo en Cristo Jesús Señor nuestro, venimos ante ti cantando alabanzas alegres, sirviendo con alegría, bendiciendo tú santo nombre como hijos tuyos, pidiendo que cambie nuestro lamento en gozo para tu gloria, honor y honra.
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