Habiendo perdido toda esperanza de salvación.
Hechos 20.17-38.
El consejo predeterminado de Dios prevalece antes del humano. Dios que hace todo, crea y calma la tempestad, estimula a quienes sufren a que confíen en él, envía como amigos a quienes menos se espera que lo sean.
Todos según nuestra capacidad, aprovechamos el ambiente favorable que se presenta, así también debemos esforzarnos en seguir adelante durante la adversidad.
Muchos cristianos que se lamentan de las preocupaciones de sus almas, no hacen mucho para mantenerse en su posición. No todo buen puerto es seguro. La adversidad muestra a los pecadores la vanidad de sus esperanzas y la necedad de su conducta.
Cuando nos lanzamos a una empresa con buen impulso, aprovechando un clima favorable, no sabemos las adversidades que vendrán, así nunca nos debemos jactar de haber alcanzado el propósito, es mejor ser humildes.
Muchas veces el estado del pueblo de Dios es de tristeza en cuanto a lo espiritual, porque andan en tinieblas y no en luz. La riqueza del mundo es atractiva como bendición, pero llega a ser una carga tan pesada que puede hundir a quien la tenga. Todos preferimos perder los bienes antes que la vida, pero muchos dejan perder la fe y la buena conciencia, antes que sus bienes.
Cuando fracasa todo intento por superar la adversidad, los pecadores agotados renuncian a toda esperanza de salvarse a sí mismos, entonces están preparados para entender la palabra de Dios y confiar en la misericordia de Dios por medio de Jesucristo. Es la garantía divina. Antes no escuchan las advertencias del peligro pero cuando lo sufren, reconocen su necedad arrepentidos.
No obstante siempre que hay vida, hay esperanza. La maravillosa gracia de Dios da ánimo y consuelo enmedio del dolor. Ninguna adversidad obstaculiza el favor de Dios hacia su pueblo porque su ayuda siempre está cercana.
Para los hombres fieles al llamado divino, no hay mayor satisfacción que ser una bendición pública, éstos dependen de las promesas divinas, no de las circunstancias. Dios es fiel siempre, por eso viven tranquilos dependiendo de sus promesas.
Para Dios decir y hacer no son dos cosas, tampoco creer y disfrutar lo son para nosotros. Nuestra esperanza es el ancla del alma, segura y firme que entra hasta dentro del velo, al estar en tinieblas espirituales debemos estar firmes permaneciendo en Cristo hasta que el día amanezca y las sombras huyan.
Dios ha determinado tanto el fin como los medios para que los hombres seamos salvos. Los sucesos son de Dios, el deber es nuestro. Ánimo enmedio de la tempestad, confiamos en Dios y usamos los medios apropiados para nuestra seguridad, como para los que están a nuestro alcance. Pero en general, muchos están listos para lograr su propia seguridad por la destrucción del prójimo.
El consuelo de las promesas de Dios puede ser nuestro solo sí dependemos con fe de él para que su palabra se cumpla en nosotros. Sí Dios nos ha escogido para salvación también ha determinado los medios del: arrepentimiento, la fe, la oración y la obediencia perseverante para obtenerla, de otra forma sería un error fatal.
Oración:
Padre santo que estás en el cielo, en el nombre de Jesús venimos ante ti en plena certidumbre de fe enmedio de esta pandemia, rogando Señor por la salvación nuestra y la de todo mundo, conforme a tu voluntad. Amén.
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