No seas incrédulo sino creyente, Juan 20:27.

Juan 10.22-42.
       La fiesta de la dedicación o Januka dura ocho días en temporada invernal, fue instituida por Judas Macabeo para cada año celebrar la purificación del Templo en Jerusalén (165 a.C.), que había sido profanado en el año 162 por orden de Antíoco Epifanes rey de Grecia. Era parecida a la de los Tabernáculos y los judíos la celebran hasta hoy.
       Jesús andaba en esa fiesta en el pórtico de Salomón del templo, al verlo los judíos se sintieron alterados, confundidos por su propia incredulidad, porque el Cristo profetizado para liberar a Israel vendría con poder político, militar, victorioso y conquistador, sin embargo miraron que tanto los reinos del hombre como del mundo seguían como siempre, no hizo ningún desafío al odiado imperio romano.
       Los actos de Jesús daban testimonio de él mediante obras bondadosas de afecto y amor a los necesitados, enfermos, desahuciados, discapacitados; predicación del reino de los cielos con fe y esperanza a los pobres, desesperados; enseñanza de la sana y verdadera doctrina de Dios, no mandamientos de hombres. 
       Jesús les habló claro: "os lo he dicho"; pero ellos no creían a éste humilde carpintero docto en la ley y los profetas; su incredulidad es justo una evidencia de que ustedes no fueron escogidos, no han sido llamados por el Espíritu de Dios, aún permanecen en sus pecados, porque no eran sus ovejas. 
       Los judíos lo rodearon para prevenir que escapara a sus hostiles propósitos, no buscaban favorecer al pueblo pobre, necesitado; sino el poder, la autoridad para someter y estar como un imperio sobre los demás pueblos y naciones.        
       El Señor describió la disposición de gracia y el estado de gozo de quienes conoce como sus ovejas que oyen su voz, lo siguen con fidelidad, aunque su vida física se destruye, permanecen unidos al Buen Pastor por la eternidad, nunca perecerán, nada ni nadie las podrá arrebatar de su mano de Dios porque es mayor que toda energía humana y de Satanás.
       Jesús les declaró su unidad en esencia con Dios Padre como su unigénito Hijo y el Espíritu Santo que está con él, en obra, poder y autoridad. 
       Cuando se les terminaron sus argumentos y razonamientos contra las irrefutables palabras y obras de Jesús, los judíos tomaron piedras para apredearlo, acusándolo de blasfemo porque siendo hombre se hace Dios, a lo cual el Señor les respondió cómo sería blasfemia si Dios llamó dioses a los jueces que por su oficio determinan el destino de otros hombres. ¿Cómo iba a negar Jesús ser Hijo de Dios, si fue santificado y enviado al mundo por el Padre? Sus palabras y obras dan testimonio de que él es Dios, para que conozcamos y creamos.
       Pero el poder de las tinieblas estaba en los judíos incrédulos que trataron de prenderlo sin éxito. Jesús se fue al otro lado del Jordán donde no tenían autoridad, allí bautizó Juan a la gente sin hacer anunciando a Jesús como el camino, la verdad y la vida, éstos creyeron por las señales que hizo.
       Aquí se muestra el lugar de los milagros en la vida cristiana normal. Juan no hizo ningún milagro, pero; tuvo un gran carácter; hizo una tarea especial; tuvo una influencia profunda y duradera; se ganó el más grande elogio de Jesús.
       Oremos: Dios Padre santo, justo, bueno y soberano, venimos ante ti con humildad en el nombre de Jesús Señor nuestro, dando gracias por tu misericordia y fidelidad en este nuevo día de vida que nos das. Tú reino Señor no es de hombres ni de este mundo, tampoco es de comida ni bebida sino de justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. Por tú maravillosa gracia danos fe para no ser incrédulos sinó creyentes. Amén.

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