Quiero estar contigo, Jesús.
Juan 14.1-14. La incertidumbre y desconcierto se apoderó de los discípulos de Jesús. Entraron triunfantes con él en Jerusalén, la multitud con ramas de palmera, salieron a recibirle, y clamaban: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel! (S.Juan 12:13). Luego unos griegos lo buscaron. Habló a sus discípulos sobre la vanidad de la vida, que la muerte está establecida una vez para los hombres, por eso debemos servir con sinceridad a Dios, dado que después vendría el juicio conforme a su palabra. Les anunció su inevitable muerte, sufrieron la incredulidad y asechanzas de los judíos, después como un esclavo les lavó sus pies siendo su Maestro y Señor, les mandó amarse los unos a los otros allí les anunció la traición de Judas y la negación de Pedro. ¿Qué tal la verdad, para un pueblo pobre, oprimido, al ver y escuchar a su Mesías por quien dejaron todo? ¿Y qué pasó? ¡Nada! ¡...